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domingo, 24 de junio de 2007

Schöne Augen



En toda familia siempre suele haber una serie de personajes clásicos: El tío engreidor, el primo mujeriego, la tía que cocina rico, el tío inventor, la prima antipática, y ese grupo de parientes que sólo aparecen cuando alguien muere o se casa (qué coincidencia).
Pero de entre todos los personajes que componen nuestra familia, creo que el más querido siempre es el de la dulce abuelita.
Particularmente, en mi familia la abuelita nos dejó hace tanto tiempo atrás, que para nosotros los primos menores viene a ser casi sólo el recuerdo de una dama elegante en un retrato, y una serie de relatos que nos acercan a ella por referencias.
Es por ello que el lugar de la abuelita querendona lo llena plena y magistralmente, la mayor de sus hijas: la tía Gaby.

Creo que no hay nadie en la famila que en sus primeros meses de vida no haya pasado por sus brazos para "bailar" al compás de una canción de moda, o para tomar el biberón, o para dar sus primeros pasos. Y es que su talento (y paciencia) para con los niños no ha sido remotamente igualado por nadie de ninguna generación posterior. También es conocida su debilidad por las plantas, sus entrañables compañeras y oyentes incondicionales de todas sus historias y cantos de iglesia. Aficionada al juego, fué con ella que aprendí a jugar Póker, (entre otros varios) a los 7 años de edad, cuando mis padres me dejaban a su cuidado cada vez que tenían algún compromiso social, y no podían dar crédito a sus ojos cuando a las 3:00 am regresaban de su fiesta para encontrarnos a las dos en la mesa de la sala jugando nuestra octava o décima partida.

Ella siempre se preocupa de unir a toda la familia, y lo da todo por sus sobrinos -algunos menos ingratos que otros- no importando si incluso ya formaron su propio hogar. Y es que la tía Gaby, pese a haber sido una mujer bella en sus años de juventud, nunca se casó. Y no por falta de pretendientes de incluso diversas nacionalidades, si no porque no pudo soportar la idea de alejarse de sus padres y hermanas pequeñas. La familia siempre es primero para ella.

Sus historias suelen ser tan dulces como interminables, y es que con los años uno va acumulando tantas vivencias y recuerdos que pareciera que tuviese que transmitir un buen porcentaje a las próximas generaciones, para aliviar el peso del tiempo sobre sí. Una de esas historias es la de un capitán de marina alemán que, prendado de ella, se atrevió a intentar pedir su mano en matrimonio a mi abuelo, y digo intentar, porque fué ella quien lo hizo desistir. No tenía alma de dejar a su padre para irse a vivir al otro lado del mundo. Ya vendrían otros amores. Fué así que el capitán partió hacia mar abierto llevando a schöne Augen (ojos lindos) sólo en su corazón.

Los años pasaron y ella se dedicó a ser la tía engreidora para todos nosotros, una especie de abuelita sustituta que siempre nos recuerda que Diosito nos quiere mucho y que entre nosotros debemos querernos igual. Aunque a veces tiene una que otra ocurrencia que nos hace estallar de risa, o de un momento a otro puede resentirse ante una simple mirada o palabra malinterpretada, para toda la familia ella es una institución, alguien que ha sido testigo del paso del tiempo en nuestras vidas y quien pese a su caracter tan especial a veces, desearíamos que se quedase para siempre entre nosotros.

posted by Nowhere Girl at 21:04

1 Comments:

Thank you for leaving a comment on my blog. I don't plan to post anything in the coming days, weeks and months because I'm trying to finally finish a novel I've been working on for a long time.

I don't recognize the language of your blog. Is it Spanish? (Portuguese?)

Anyway, it's great to know I have a reader who's from out of the country. Thanks again.

8 de julio de 2007, 12:35  

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