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viernes, 1 de junio de 2007

Strangers in the night



El día de ayer mientras esperaba el micro en el paradero frente al trabajo, disfrutando del reciente frío, me encontraba yo sumergida en mis pensamientos con todas las eperanzas del mundo puestas en el próximo bus que cruzaba la cuadra, ya que mis botas taco 9 me estaban pasando la factura de la moda.

De pronto ví un rostro con expresión de signo de interrogación, que se dirigía hacia mí, como esperando encontrar una respuesta. Era una chica, de cabello castaño y ojos verdes, a simple vista una miraflorina o san isidrina cualquiera. Apenas abrió la boca me dí cuenta que era extranjera, que estaba perdida y que yo era su último recurso.

Sacó una tarjeta de su bolsillo donde había un mapa de como llegar a una calle miraflorina: Coronel Inclán. Cabe mencionar que mi primera reacción ante tal ademán fué coger mi cartera y mirar a ambos lados, debido a tantas historias de estafas callejeras, donde te hacen el cuento del billete en el suelo, o de la viejita extraviada, o del boleto de lotería. Pero bueno, luego de tomar las precauciones del caso, me detuve a ver el croquis. Me sonaba, pero no recordaba exáctamente donde quedaba, sólo vi que quedaba cerca al óvalo de Pardo. Cuando vi que estuvo a punto de subirse a un bus que la llevaría al polo opuesto de la ciudad, fué que decidí realizar mi buena acción del día (o del año, siendo honestos).

Me ofrecí a acompañarla hasta el cruce de Pardo con Inclán, preguntar la dirección exacta y luego de dejarla encaminada, irme. Su cara se iluminó y me sonrió con un "gracias" elevado al cubo.


Fué asi que nos subimos en el bus, pude ver lo acostumbrados que estamos a tener que mantener el equilibrio para poder avanzar entre los asientos, (¿Será por eso que los nuevos campeones mundiales de Surf vienen de estas tierras?) al ver lo mucho que le costaba y su cara de susto mientras lo hacía, sentí el choque cultural.


En el camino, me contó que se llamaba Reuth, tenía 22 años, era de Israel, de una ciudad (cuyo nombre no entendí bien y no recuerdo) que quedaba cerca a Tel Aviv, que había venido de paseo y que ya había conocido diversas ciudades del Perú, como Arequipa, Puno, Nazca y porsupuesto Macchu Picchu. Cuando me perguntó si yo ya había estado allí y mi respuesta fué negativa, sentí ganas de que la tierra se abriera y me tragara.
Su entendimiento del español era notable, y su pronunciación no era mala, (fué por eso que no me atreví a hablarle en inglés y ni le mencioné que hablo alemán...porsiacaso) me contó que aprendió español con su madre, que era de una ciudad de Marruecos cerca a España, y que en 2 días volvía a Israel. Tenía su cámara digital con todas las fotos de su periplo peruano en el bolsillo.


Me comentó que Lima le parecía una ciudad muy "viva" con harto movimiento (la población de Lima supera a la de todo Israel), luces, autos, pero que eso si: los conductores estaban locos. Al igual que en Buenos Aires, donde estuvo previamente. Yo pensaba que siempre el modo sudamericano de donducir se repite, pero de allí a que los parrilleros igualen a nuestros honorables choferes de combi? Lo dudo.


Cuando llegamos a Pardo con Inclán, recién me enteré que ella iba a la calle Chiclayo, casi llegando a Angamos. Nada menos que 4 cuadras de una calle algo solitaria y no muy bien iluminada. El plan inicial era dejarla allí y retirarme, pero ya que el refrán dice: si vas a hacer algo, hazlo bien; y puesto que no me costaba nada (salvo un par de pies triturados dentro de mis implacables taco aguja) me ofrecí a acompañarla hasta su hotel. Mi temor era que no valiese de nada el haberla acompañado para que luego la asalten a 2 cuadras de su hotel.


Ella pareció sorprendida de que alguien la ayude, me preguntó:¿Y tu vas a volver sola? a lo que respondí: claro, no hay problema. Me dijo "muchas gracias" y le respondí que no tenía por qué, ya que habiendo tanta gente en mi país que hace cosas malas, pues yo quería hacer algo bueno. Y de esa manera dejarle un buen recuerdo de nosotros. Sí, sonó a comercial de Promperú. Vote por Macchu Picchu !


Al final, ubicamos la dirección exacta de su hotel, que era una especie de posada para mochileros, la dejé tocando el timbre y nos despedimos. Me dijo muchas gracias por octava vez, y de nuevo le respondí que no tenía por qué, y que le deseaba mucha suerte. Di media vuelta y continué caminando hasta Angamos, para tomar otro bus (no había forma de que volviese caminando hasta Pardo).


Ahora pienso que pudieron haberme tal vez asaltado a mi también, bien a la carterita y al taco. Pero en ese momento, y aunque suene trillado y cursi, no me importó mucho, ya que mi único deseo era ayudar a la pobre niña. Tal vez esperando que cuando me encuentre en algún país extranjero, alguien haga lo mismo por mí. Tal vez debí haberle pedido su dirección en Israel no?


Shalom.


posted by Nowhere Girl at 10:00

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