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domingo, 4 de febrero de 2007

My friend's big wedding (El Reencuentro - 2da parte)

Y tal como se esperaba, el viernes pasado se llevó a cabo el "Evento del año": el matrimonio de mi mejor amiga.
Haciendo un recuento de todo, fué uno de aquellos momentos que uno imagina de mil formas, imagina lo que va a sentir en ese instante, trata de ensayar lo que ha de decir, y de repente cuando llega el momento de la verdad, la emoción y los nervios te juegan una mala pasada y resulta que no puedes recordar nada de lo que habías imaginado y/o planeado. Sólo te quedas inmóvil sin saber qué decir, se te dibuja una sonrisa de satisfacción y las lágrimas corren por tus mejillas.

Afortunadamente conozco lo suficiente a la ex-señorita (como diría Rubén Blades) como para haber adivinado que rompería la tradicion del clásico retraso de toda novia, y es que mi amiga en cuestión es muy responsable, no cree en nadie, y será que temía que si se demoraba el novio saldría corriendo? :D ay amiga.
Fué entonces que debido a mi anticipación a los hechos, pude llegar a tiempo para verla hacer su entrada a la iglesia, toda radiante ella, del brazo de su papá, impecable por cierto, en su uniforme de gala de General de la PNP (Que ella tanto temía que él insistiese en usar).

Tratar de describir lo que pasó por mi mente en ese momento, es más que difícil, puesto que fué algo asi como un slide de imágenes de los últimos 13 años compartidos: alegría, tristeza, diversión, lágrimas, risas, nicotina, música, baile, estudio, juego, confianza, apoyo, amistad, y un largo etcétera. También pensaba en lo que ella estuviese sintiendo, en la emoción que había en su interior, en lo que sentía su papá al llevarla del brazo por última vez como su protector, para "entregarla" al hombre que la amaría y cuidaría por el resto de su vida.

Fué una ceremonia ágil y no muy convencional (igual que la novia), donde a cada momento trataba de convencerme a mi misma que quien estaba ahí al frente era ya toda una mujer de 25 años, una señora, y ya no mi amiguita de la adolescencia, y es que para mí ella siempre había sido y será mi compañera de aventuras infanto-juveniles, mi niña, mi amiga.

A la salida de la iglesia, fué que nos reunimos las demás chicas de la promoción, todas aseñoradas y encopetadas, hasta la pequeña Ivonne, que en el colegio parecía un peluchito microscópico al que provocaba estrujar hasta quitarle el aire, estaba toda hecha una Lady in Red; Johanna, uno de los cerebros más prodigiosos que he podido conocer de cerca, no había cambiado mucho, solamente ahora estaba de la mano de su novio, quien curiosamente tiene un gran parecido con su amor platónico de las épocas colegiales: El Piojo López. (¿Vale la pena soñar, entonces?)
Gogododo, con la sobrina en camino, tambien estuvo ahí, poniendo nerviosos a todos, ya que decía que tantas emociones podían adelantarle el parto. Susy, guapísima en turquesa, y visiblemente emocionada también. Y por último, Katherine, a quien no veía desde un encuentro casual hace un par de años, y con quien no recuerdo haber cruzado palabra alguna en toda la secundaria. Ups.

Luego de la recepción, las fotos y la despedida de los novios, lo que vino en mí fue una mezcla de sentimientos. Primero una inmensa alegría de que mi amiga fuese finalmente feliz, y luego una profunda e inexplicable tristeza. De alguna forma, la había perdido para siempre.
Sin embargo, sabía que no había razón sentirme así, puesto que si bien es cierto tal vez ya no sería lo mismo, su nuevo estado civil no alteraba en nada nuestra amistad.

Fue por ello que Susy, su acompañante, mi novio y yo decidimos ir a continuar la celebración, y enrumbamos en un taxi que combinaba a la perfección con nuestro vestuario de gala, nada menos que un modernísimo Mercedez Benz. Sí, leyeron bien, era un TAXI. ¿Cómo? ¿Por qué? eso fué lo que todos nos preguntamos cuando vimos tremendo carrazo con su letrerito. Cosas del Orinoco, les llaman, de esas que tu entiendes ni yo tampoco. Definitivamente la nota curiosa de la noche.

Resumiendo, fué una noche emocionante, donde se cerró un círculo, un capítulo de la historia de mi vida, porque en la de ella recién comienza, y en dicho comienzo están puestos más fervientes deseos de dicha desde el fondo del corazón de mucha gente que la quiere, comenzando por quien suscribe.

Toda la felicidad del mundo para ti, hermana de mi alma.

posted by Nowhere Girl at 14:41

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