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viernes, 8 de junio de 2007

No es una historia dark



El otro día, leyendo el insufrible blog de una de tantas ex-alumnas de la facultad de Arte de alguna universidad, con aires de bohemia super-culta y pose de asidua concurrente al Café Z de Miraflores, (a la cual encima le pagan por publicar su mamotreto en El Comercio) no pude evitar sentir mucha nostalgia cuando en el mentado texto se hacía referencia al que por mucho tiempo fué mi lugar favorito en el mundo: Bauhaus.


La primera vez que oí hablar de Bauhaus fué por boca de mis primos maternos, quienes en los 80 agitaban las cabezas al compás de New Order, The Cure, etc, mientras yo disfrutaba mis tiernos primeros 7 años de vida escuchando "L'aventurier" de Indochina. Fué con ellos que descurbrí el Industrial: Nitzer Ebb, Front 242 e incluso And One (aunque algunos pretendan adjudicarse ese crédito :P)

Ya en los noventa, constantemente escuchaba comentarios suyos de dicha disco, y sentía una intriga del tamaño del mundo por conocerla. Mientras tanto, devaneaba entre las discos "de moda" de la época. Me divertía, sí, no lo puedo negar, pero sólo era eso: diversión.

Cuando finalmente me llevaron y puse los pies por primera vez en el interior, inmediatamente sentí una conexión inexplicable con el lugar, como si hubiese buscado mucho tiempo llegar allí pero sin saber cómo. En fin, suena algo jalado de los pelos, pero simplemente sentí que ese era mi lugar y que iría muchísimas veces más.
Inmediatamente me olvidé de la presencia de mi adiposo acompañante (Rafael, un amigo de mi primo, quien le había pedido de todas las formas posibles que nos presentara) y comencé a disfrutar de hasta ese momento la mejor fiesta de mi vida.
Luego de aquella vez vino otra salida más, donde mi primo y yo nos divertimos a morir, mientras nuestros acompañantes (su éx y Rafael, respectivamente) se mandaban la aburrida del siglo, conversando en un rincón.

Al poco tiempo comencé a frecuentar a un chico, el típico clon de Robert Smith ó Morrissey: alto, delgado, camisa con mangas remangadas, pantalón negro, botines, y cabello largo sobre la cara. El adonis "dark" con el que toda soltera hubiese querido toparse en Bauhaus, lo curioso sin embargo, es que jamás fuímos allí juntos. Posteriormente me enteré de la peor manera que la imagen NO lo es todo, que más bien se trataba de alguien que no valía la pena para nada, y que lo único tal vez rescatable en él era su gusto musical. Coincidentemente no volvi a frecuentar la disco un tiempo, hasta que sucedio algo trascendental.

Cuando me encontraba en mi momento mas "blue", conocí a Insane, una de esas ocasiones en que no deseas saber nada con el mundo ni con nadie, y justo te encuentras con alguien que se encuentra en la misma situación. La química fué instantánea. Pero ojo, no se trató de un flechazo romántico, si no mas bien un lazo de amistad y complicidad que jamás pensé experimentar con un desconocido, menos aún del sexo opuesto. Luego de intercambiar historias, y toneladas de música, regresamos (ambos no íbamos hacía buen tiempo) a Bauhaus con fuerza, e hicimos de ese lugar nuestro refugio.
Pero como el mundo (y el círculo wave) pueden ser a veces endemoniadamente pequeños, nos enteramos que ambos estabamos siendo buscados por nuestros respectivos fantasmas del pasado, los cuales, dicho sea de paso, tenían una relación muy "estrecha"...en fin. Luego fueron apareciendo numerosos personajes en la historia, la cuál cada vez se asemejaba más a una novela brasilera, pero con un sountrack que incluía a Legion Urbana, U2, Depeche Mode, OMD, Naked Eyes, etc.

Con el pasar del tiempo, la relación se hizo cada vez mas fuerte, éramos dos "inmortales" que luchaban contra el mundo (siempre de negro) y pasamos un sin fin de aventuras. Paralelamente, alternábamos entre Bauhaus y Nébula, otro mítico lugar de la escena wave. Particularmente nunca me sentí tán cómoda allí, el lugar -en sus inicios- era muy agradable; sin embargo nunca pudo igualar la magia que se respiraba en Bauhaus. Luego vino el cambio de dueño (forma sutil de decir usurpación) y ya nada volvió a ser igual.
Luego vino Estigma, otro lugar que recuerdo con mucho cariño, el cual tambien se convirtió en refugio nuestro y de nuestra horda de amigos. Lástima que una amenaza municipal terminó por acortar su prometedora existencia. Nadie me quitará nunca de la cabeza que hubo una mano negra que movió sus influencias (léase: coima) con la autoridad para sacarse la avasalladora competencia de encima.
Para ese entonces Insane y yo ya habíamos descubierto que nuestra amistad había dado paso a otro sentimiento, y nos hicimos novios. Tuvo que pasar más de un año para eso.

Para cuando cumplimos los 4 años de novios, el panorama ya era desolador: Bauhaus había dejado de existir hacía ya 2 años, Nébula fué convertida en una especie de "Lounge", y debido a una serie de desavenencias con el dueño y su entorno, no pretendo poner un pié allí de nuevo.
Estigma sólo es un recuerdo, del cual sólo queda DJK, el otrora propietario y DJ residente, el cual actualmente alterna entre distintas discotecas nuevas que pululan en la escena. Por supuesto ninguna -en mi opinión- se encuentra al nivel de las anteriores.

De Bauhaus siempre guardaré los más lindos recuerdos de una de las épocas más felices de mi vida. Por ahora sólo queda la música, que siempre llevo conmigo, más una historia que ya tiene cuatro años; y espero que nunca conozca final.

"The moon is shining in the sky,
reminding me of so many other nights,
but they're not like tonight..."



posted by Nowhere Girl at 6:53

2 Comments:

...sembramos en ti lo mejor de la musica de los ochenta, y veo con orgullo ahora, que la semilla ha dado buen fruto.

Glückwünsche!

19 de junio de 2007, 21:38  

Así es, gracias por llevarme por el "buen camino" desde temprano :)

Grüße ;)

20 de junio de 2007, 6:50  

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